No tengas miedo

El miedo es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Era la realidad que enfrentaba Gedeón, la persona a quien me voy a referir en esta reflexión y cuya historia señala que un ángel se dirigió a él diciéndole: “¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!” (Jueces 6:13).
La narración de la historia nos muestra el contexto en el que fueron dichas estas palabras. Los israelitas vivieron afligidos por un espacio de siete años por los madianitas, un pueblo que en la época de la cosecha venía y le saqueaban todo el fruto de su trabajo. El problema de los judíos no era menor, trabajaban fuertemente durante todo el año y a la hora de recoger el resultado de su esfuerzo todo se perdía.
"El asunto es que Dios deseaba despertar en Gedeón esa fuerza interior que podía transformarlo en un vencedor."
¿Se imagina usted las condiciones anímicas por las que atravesaban estas personas? Impotencia, miedo, tristeza, incapacidad, depresión y pobreza. En otras palabras, vivían un estado deplorable.
Pero la verdadera dificultad de los judíos en ese tiempo no eran los saqueadores que arrebataban el fruto de su cosecha cada año, sino más bien, el dilema radicaba en ellos mismos. Tenían sus ojos puestos en la dificultad, engrandeciendo el problema por sobre la capacidad de creer en lo que ellos podían hacer para superarlo.
Por eso, el ángel le dice a Gedeón: “¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!”. Pareciera ser que estas palabras sonaran contradictorias, considerando que Gedeón estaba escondido y lleno de temor como sus demás coterráneos. Pero, lo que hace el Señor es darle una orden directa al mundo de sus emociones con el fin de reconstruir su estado anímico.
El asunto es que Dios deseaba despertar en Gedeón esa fuerza interior que podía transformarlo en un vencedor. Por eso, después le entrega la orden: “Ve tú con la fuerza que tienes y rescata a Israel de los madianitas” (Jueces 6:14), porque el problema de Gedeón radicaba en su mente, sus pensamientos generaban un estado mental que propiciaba el fracaso.
¿Saben mis amigos? Muchas de las dificultades que enfrentamos en la vida, no logramos superarlas porque somos incapaces de deshacernos de aquellos pensamientos e ideas negativas que mantienen cautiva nuestra mente. A veces, enfrentamos situaciones conflictivas y angustiados vivimos escondidos detrás de nuestros problemas. Nos rendimos ante la posibilidad de que no podremos salir de ellos, programamos nuestra mente para el fracaso, cuando la verdad es que hemos nacido para ser vencedores.
San Pablo, nos enseña que debemos enfrentar la vida con la actitud de un vencedor, él dice: “A pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo” (Romanos 8:37).
No hemos nacido para vivir derrotados ni para fracasar, Dios nos ha dado la posibilidad de existir para que con su ayuda le ganemos a las vicisitudes de la vida. ¿Quién es más grande, Dios o tu problema? ¿Quién es más grande, Dios o la enfermedad? ¿Quién es más grande Dios, o las personas que te desean mal?
Por eso, las palabras que fueron dichas a Gedeón son para nosotros hoy: “¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!”. En otras palabras, no tengas miedo, el problema es solo eso, un problema y con Dios de nuestra parte, todo tiene solución.
La historia de Gedeón termina con él mismo transformado en el campeón que liberó a su pueblo de sus opresores. De la misma manera, nosotros no debiéramos enfocarnos tanto en nuestros problemas; más bien buscar cómo supéralos. Rediseñemos nuestro esquema mental, porque la construcción de cualquier proyecto comienza precisamente en la mente. Dejemos que Dios cambie nuestra forma de pensar, porque si eso ocurre, seremos capaces de cambiar la manera de ver la vida y de enfrentar las dificultades que se nos presenten.